De los cuentos de Isabel
En
el campo
Estaba en una hermosa casa de campo, estilo
norteamericano.
Delante de la casa había un estanque o laguna, con aguas
verdes y transparentes.
Yo estaba frente al agua envuelta en una toalla blanca,
admiraba el bello paisaje nocturno, la luna llena lo iluminaba todo.
A mis espaldas estaba la casa de puertas tipo persianas,
todas abiertas. En su interior estaba mi hermano con su familia en una fiesta
familiar sencilla y elegante. Toda la casa estaba alumbrada con luces
amarillas.
Miré hacia la casa, luego me volví hacia el agua, me dije
“¡qué más da!”, me saqué la toalla y desnuda me metí al estanque.
Apareció mi marido en un tronco o balsa y me dijo que me
bañara tranquila, que él se encargaría de espantar las serpientes. Yo veía
venir víboras hacía mi y él las apartaba suavemente con un palo inmenso. Me
bañé un rato pero luego tuve miedo. Desconfié de mi marido, pensé “¿las estará
espantando realmente o las estará atrayendo hacia mí?” Asustada me salí del
agua, me cubrí con la toalla y corrí a la casa.
Al entrar, mi hermano ordenó cerrar las puertas, su esposa
me dijo “¡Mujer te persiguen los animales!”. Yo sorprendida vi como cerraban
rápidamente tras de mí todas las puertas y observé que en una de ellas quedaba
un espacio entre la puerta y el suelo y justo en el momento que la cerraban
algún animal salvaje, que no reconocí, metió su hocico. Quedé sorprendida y
asustada al mismo tiempo. Me preguntaba “¿Qué esta pasando?”
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