Noches de insomnio

Cuando despierto por las madrugadas rezo un rosario y si aún estoy despierta medito y oro con la Palabra de Dios. Esas son mis noches de insomnio, noches de paz, gozo, amor,no siempre en ese orden.

 3:00 a.m del amanecer sábado 31 de mayo de 2014. Ya recé un rosario a la Divina Misericordia. Intenté dormir pero no tengo sueño; aquí estoy buscando tu Palabra para descansar en Ti, Señor.
Primera lectura: El gozo que siento es inmenso. Vale la pena una noche de insomnio para recibir este regalo tan maravilloso: Salmo 91, gracias Padre amado, Dios Trino de Amor.
El que habita al amparo del Altísimo
y pernocta a la sombra del Todopoderoso,
diga al Señor: tú eres mi refugio y mi alcázar,
mi Dios en quien confío.
Sólo Él te librará de la red
y te defenderá de la peste funesta;
te cubrirá con sus plumas,
y bajo sus alas te refugiarás;
su brazo será escudo y coraza.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la plaga que acecha a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha,
a ti no te alcanzarán.
Basta con que abras tus ojos,
para ver la paga de los malvados,
porque hiciste del señor tu refugio,
del altísimo, tu morada.
No se te alcanzará la desgracia
ni la plaga se acercará a tu tienda,
porque a sus ángeles ordenará
que te guarden en tus caminos.
Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra.
Caminarás entre leones y víboras,
pisotearás cachorros y dragones.
Porque me ama lo libraré,
lo protegeré porque me reconoce.
Me llamará y le responderé,
estaré con él en la angustia,
lo defenderé y honraré.
Lo saciaré de larga vida
y le haré ver mi salvación.


Gracias Padre Bendito, porque te llamo y me respondes. Indigna soy de tanta bondad. Eres tan grande y maravilloso, llenas de amor mi corazón, un amor inmenso que me desborda de gozo, un amor que me hace amarte en todo momento y lugar. Y luego, por ese amor tu me libras, me proteges.
Que mis labios siempre te alaben, que mi corazón siempre te proclame. Que se escuche mi voz por todo el mundo: Dios es bueno y misericordioso, Él es mi refugio, mi morada.

Segunda palabra: Mateo 5, 25.
“Con quien tienes pleito busca rápidamente un acuerdo, mientras vas de camino con él. Si no, te entregará al juez, el juez al comisario y te meterán en la cárcel. Te aseguro que no saldrás hasta haber pagado el último centavo.”


¿Qué me quieres decir con estas palabras Jesús? Si, debo reconciliarme con todos. ¿Pero cómo hacerlo con este corazón duro, este corazón de piedra, ciego al amor? Dame Jesús amado, como lo prometiste, un corazón de carne, manso y humilde como el tuyo, Señor. Sólo así, contigo Jesús, venceré el orgullo y la soberbia, veré mis errores y reconoceré mis ofensas; así pediré perdón a todos aquellos a los que herí. Desde ya, te pido perdón a Ti, por las heridas que causé a mis hermanos, porque al hacerlo te ofendí. Lléname de tu Santo Espíritu, abre mis ojos, purifica mi corazón y dame tu gracia para reparar el daño que haya cometido. Amén.

Comentarios

Vicente Fisac ha dicho que…
Hola, Pati: Tengo un regalo para ti. Espero que te guste, y si me escribes dándome una dirección de correo, te lo haré llegar. Mi email es: vfisac@yahoo.es
¿Cuál es el regalo? Mira mi blog "Palabras inefables": Un diario de emociones: http://palabrasinefables.blogspot.com.es/2014/06/un-diario-de-emociones.html

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