EL AMOR DE DIOS

Dios nos ama, así tal como somos, con toda nuestra historia. Nos ama con nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.
Si nos dejamos amar por Dios estamos abriendo las puertas de nuestro corazón y sentiremos un amor puro y grande que sólo viene de Él. Es un amor que nos llena de gozo y nos transforma.
Cuando sientas ese amor en tu corazón ora, y cuando lo hagas no busques sentir paz ni busques que se solucionen tus problemas físicos, económicos o familiares. Simplemente toma la decisión de amar y dejarte amar por Dios.
Empieza a buscar al Señor porque lo amas y porque te sabes y te sientes amada por tu Señor.
A veces no creerás que Dios te ama, dudarás de ser digno de su amor. No temas, no es verdad, es es una mentira de Satanás para no dejarte disfrutar del amor de Dios.
Haz a un lado todo pensamiento negativo. Pide al Espíritu Santo que guíe tu oración para que en ella te encuentres con Aquel que te ama y al que debes amar con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.

"No busques a Dios para sentir paz, ni para pedir buena salud. El amor es una determinación. Busca al Señor porque lo amas" 

Te dejo dos citas evangélicas para meditar sobre el amor de Dios.

1 Juan 4, 7- 16
Dios es amor
 Queridos míos,  amémonos los unos a los otros,
 porque el amor procede de Dios,
 y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no ha conocido a Dios,  porque Dios es amor.
Así Dios nos manifestó su amor: 
envió a su Hijo único al mundo,  para que tuviéramos Vida por medio de él.
 Y este amor no consiste  en que nosotros hayamos amado a Dios,
 sino en que él nos amó primero,  y envió a su Hijo
 como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
 Queridos míos,
 si Dios nos amó tanto, 
también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.
 Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros,
 Dios permanece en nosotros  y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros.
 La señal de que permanecemos en él y él permanece en nosotros, 
es que nos ha comunicado su Espíritu.
Y nosotros hemos visto y atestiguamos  que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo.
 El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios,  y Dios permanece en él.
 Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene  
y hemos creído en él.  Dios es amor,
 y el que permanece en el amor  permanece en Dios, 
y Dios permanece en él.

Marcos 12, 29-31
29 Jesús respondió: «El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; 30 y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. 31 El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos». 

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Sáname Señor" - Ricky Penman Schmidt

¡Viva Santa Cruz!

Y al final me llamaron Patricia

LAUDATO SII, MI SIGNORE

Para elegir terapeuta