El maltrato verbal y psicológico

Mucho hablan del maltrato verbal, emocional y psicológico. Es muy común y bastante denunciado los casos de mujeres maltratadas y son menos conocidos aquellos en los que son hombres las víctimas.

Son diferentes motivos los que hacen callar estos tipos de maltratos. Los hombres no denuncian tal vez por machismo y las mujeres por miedo. Pero lo cierto es que unos y otras sufren silenciosamente. No hay que obviar la violencia doméstica que daña relaciones familiares y afecta el desarrollo emocional y psicológico de todos los involucrados.


Dicen los psicólogos que la violencia familiar es un síntoma neurótico surgido de profundos conflictos emocionales de sus miembros, y a menudo de severas patologías de la personalidad. Y lo mejor es buscar ayuda para identificarlos.

Es bueno reflexionar sobre algunos puntos que nos ayuden para dejar de ser maltratador o maltratadora,o para buscar ayuda y dejar de ser una víctima.

  1. Cuando se vive situaciones de violencia de manera frecuente entonces habría que preguntarse cuáles fueron los verdaderos motivos que lleva a una persona elegir a determinada pareja. Es bueno reconocer si sabe amar
  2. ¿Cómo tratas a tu cónyuge? Le gritas frecuentemente ¿Qué le reclamas? Es bueno que hagas una examen de conciencia y escribas en un papel todo aquello de lo que te quejas.
  3. Haz una lista de todo lo que te amarga la existencia. Toma conciencia de todo aquello que hubieras deseado y no fue. ¿Por qué no lo tienes, por qué no lo has logrado? Con sinceridad pregúntate si aquello dependía de otros o fue una decisión tuya.
  4. ¿Cómo tratas a tus hijos? Piensa en cada uno. Escribe sus nombres. Debajo de cada nombre escribe lo que te gusta de tu hijo o hija. Describe lo que no te gusta y por qué. Sueña con cada hijo o hija, mirando las virtudes y cualidades que ves en ellos o ellas y pregúntate que puedes hacer para ayudarle a que se cumplan esos sueños. Pero, algo importante, recuerda que son tus sueños, respeta a tus hijos e hijas si tienen otros sueños y para saberlo tienes que aprender a hablar con ellos, escucharlos, sin violencia.
  5. Empieza por amarte a tí misma. Qué te gusta de tí misma y que quisieras cambiar. Reflexiona ¿Eso que quieres cambiar, depende de tí o de otras personas? Elige por lo menos tres cosas que puedes cambiar por tí misma y que te ayudarán a amarte más.
  6. Hazte responsable de tu persona. Procura no depender de los otros para ser feliz. Todo lo que hagas, hasta las tareas más pesadas hazlo por amor. Ora y pide a Jesús sea tu fortaleza y te llene de su amor para que puedas hacer aquello que más te cuesta, con amor.


FUENTE: 
JOSÉ LUIS CANO GIL, La mujer maltratadora. El tabú silenciado. http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/jlc/muj_malt.html

Características de una mujer maltratada.

Artículo publicado en: Características de una mujer maltratada.https://www.actitudfem.com/amor-y-pareja/tu-cuerpo/cuidate/caracteristicas-de-una-mujer-maltratada


La conducta de estas mujeres es siempre la misma: culpan de forma exclusiva, continua y desproporcionada a sus parejas masculinas de los problemas inherentes a toda convivencia, presentándose ellas mismas como las víctimas ajenas e inocentes de todo. No hay diálogo, no hay autocrítica, no hay afecto, no hay disculpas; la percepción de la mujer es siempre inequívoca y furiosa: "¡es por tu culpa, eres un egoísta, eres un inútil, eres un idiota, eres un desagradecido, eres un hp...! Y desfoga inagotablemente contra él toda su rabia y su desprecio. Si el hombre se muestra cariñoso, se burla de él ("eres un pesado, eres un crío, siempre estás con el sexo, sólo piensas en ti"). Si se defiende, entonces lo amenaza ("a mí no me hables así, tú qué te has creído, te denunciaré"). Si se repliega sobre sí mismo para protegerse, se queja ("no me haces caso, me tienes abandonada, nunca me has querido"). Y si el hombre, demasiado inmaduro y dependiente de la figura femenina (a causa de sus carencias maternales y sexuales), se rinde definitivamente y se somete mansamente a su mujer, entonces ella aún lo detesta más ("eres débil, eres patético, un calzonazos, me das asco"). Etcétera. De modo que, haga él lo que haga, ella siempre encontrará la manera de deformar la realidad para justificar su compulsiva necesidad de agredirlo y humillarlo. (4) En los casos moderados, estas mujeres son simplemente mandonas, exigentes, desdeñosas y manipuladoras con sus parejas (5). Cuando, en cambio, su narcisismo es ya patológico (p.ej., sufren verdaderos trastornos de personalidad), su violencia emocional será terrible (6), y también puede ser fácilmente física (bofetadas, arañazos, patadas, golpes con objetos, amenaza con objetos punzantes o armas, etc., e incluso homicidio). Pero, muy significativamente y a pesar de tanto dolor y odio, no suelen hacer nada para separarse de sus maridos, ni tampoco están dispuestas a renunciar a los bienes -dinero, lujos, prestigio social, amistades- que su "enemigo" pueda proporcionarle. Más aún, algunas de estas mujeres, aun pudiendo trabajar, no quieren hacerlo. O, si trabajan, guardan su dinero para sí mismas negándose a veces a compartir los gastos domésticos, con la excusa de que su pareja debe mantenerlas en "justa compensación por lo mucho que sufren por su culpa". Este tipo de actitudes demuestra claramente la psicodinámica narcisista y explotadora en todos los sentidos (emocional, económico, a veces incluso sexual) de estas mujeres (7). Obviamente, cuanto más dinero gana el hombre, más feroz puede ser esta explotación. Ante semejante situación, muchos hombres buscarán consciente o inconscientemente el amor y el sexo en otra parte, es decir, tenderán a ser infieles. Cuando son finalmente descubiertos (lo que suele ocurrir, a menudo porque ellos mismos buscan inconscientemente el castigo que creen merecer), la brutalidad más absoluta caerá sobre ellos. La esposa engañada, dolida, resentida, fuera de sí, gritará: "¡ya lo sabía yo, eres un canalla, todos los hombres sois iguales, ¿quién es esa p...?, ¡ella se va a enterar!", etc.. Y escenificará todo tipo de escándalos privados y públicos, manipulará y se entrometerá en las vidas de terceros, etc. La exageración de su respuesta dependerá también de su educación y de su entorno familiar y sociocultural. ¿Son los celos o el dolor ante la posible pérdida del amor de su pareja lo que motiva estos estallidos, como ellas piensan? En absoluto. El tormento de estas mujeres es la humillación insoportable de su inmenso orgullo herido, y la no menor frustración de haber perdido el control sobre la vida y la conducta del hombre, y que otra mujer pueda asumir este dominio. Porque, si la mujer violenta necesita sentirse omnipotente, ¿cómo podría sobrevivir emocionalmente sin una víctima a la que aferrarse? Hay, pues, un fondo de terror y envidia en la furia de la engañada. Y, llegada a este punto, suele reaccionar de dos maneras básicas: o bien aumentará su odio contra la pareja durante meses (o años, por mucho que éste se haya arrepentido sinceramente mil veces). O bien exigirá el divorcio inmediatamente. Ambas reacciones demuestran su desvinculación afectiva básica respecto al hombre, es decir, su nulo interés inconsciente por conservar un "amor" que, en rigor, nunca existió. Los procesos legales de separación tenderán a ser extremadamente conflictivos y, debido a los prejuicios sociales y las leyes ideologizadas, a menudo cruelmente abusivos contra el varón. Muchos hombres, naturalmente, no soportarán este infierno (8). Algunos buscarán alivio en el alcohol, las drogas, la prostitución, el trabajo o los amigos -dando así más pábulo a su mujer-, o desarrollarán trastornos psicológicos severos (depresión, violencia, problemas laborales, disfunciones sexuales, etc.)... sin atinar, desde luego, a divorciarse. Pese a sus tormentos y a menudo desde graves inmadureces afectivas o problemas de personalidad, son infantilmente dependientes de su verduga, a la que sienten inconscientemente como una madre justiciera que, en realidad, "suele tener razón y les da su merecido" (9). Son hombres débiles, inseguros, inhibidos, sin autoestima (aunque puedan tener un gran brillo en lo social, profesional, etc.), y sufren en secreto sintiéndose habitualmente confundidos, culpabilizados, anulados por la esposa. Les cuesta mucho discernir qué sienten, qué piensan, qué desean hacer ellos mismos con su matrimonio y con su vida, con independencia de la voluntad de la mujer, que tienen interiorizada de forma obsesiva. De momento, no les cabe esperar mucha comprensión por parte de la sociedad, que contempla su problema con incredulidad, ironía o indiferencia. Después de todo, ¿no es muy habitual la relación entre una mujer "de carácter" y un hombre "obediente"? ¿No se dijo siempre que ellas son "princesas" y "madres" y que siempre mandaron "en casa", mientras ellos "trabajan y pagan"? ¿Y no pensamos también que ellas son sensibles y amorosas por naturaleza, mientras que ellos son brutos, egoístas y educados para no llorar? ¿Por qué quejarse, entonces? Mientras "la sangre no llegue al río".... Por eso, social y oficialmente, el sufrimiento masculino a manos de su mujer "no existe". Pero el tabú de la mujer maltratadora no sólo es perjudicial para los hombres, sino también, obviamente, para ellas mismas. Para las relaciones entre los sexos. Para el amor y la creación de familias. Para la crianza y la felicidad de los hijos. Para la paz y la justicia social. Etcétera. Este tabú impide a mujeres y hombres concienciar y resolver las bases neuróticas de su sadomasoquismo compartido. Las mujeres violentas, como los hombres violentos, no lo son por maldad o por gusto, sino por tremendos déficits emocionales infantiles. A causa de ello son niñas vacías, inestables, rabiosas, desesperadas. Por eso necesitan un "huésped" al que aferrarse y violentar. Desgraciadamente, muchísimas de ellas -dada la aquiescencia social- jamás advertirán su problema. Sólo sus víctimas, a veces, llegarán a pedir ayuda terapéutica y/o legal. Dejo, en fin, estas reflexiones con la esperanza de que ayuden a arrojar un poco de luz sobre un problema muy extendido y, por negado, doblemente dramático. __ 

1. Por motivos didácticos, en este artículo nos referiremos tácitamente a los matrimonios, aunque el fenómeno es casi idéntico en cualquier tipo de convivencia. ▲

 2. Lo mismo sucede, obviamente, con muchos hombres. La psicodinámica de la violencia es similar en ambos sexos. ▲ 

3. Una gran parte del maltrato emocional y físico en las familias, sobre todo contra los niños, proviene de sus madres. ▲

 4. Lo que caracteriza a la persona maltratadora no es que el otro no pueda ser también problemático (a menudo el maltrato es mutuo), sino que se siente por encima de toda autocrítica, de modo que cualquier posibilidad de comprensión, diálogo y solución está descartada de antemano. En realidad, la necesidad primordial inconsciente del maltratador/a es usar al otro/a como chivo expiatorio de su propia infelicidad intrínseca. Ver también "El narcisismo". ▲ 

5. Un ejemplo cualquiera visto en la calle: una pareja joven sale de un centro comercial. Hace mucho frío. Él va cargado con cuatro grandes bolsas y ella camina a su lado con las manos cómodamente metidas en los bolsillos. De pronto, unas testigas de Jehová se les acercan, cambian unas palabras con la mujer y le entregan una pequeña revista. Las testigas de Jehová se van. Al momento, la revista cae de la mano de la mujer y ésta, metiéndose de nuevo las manos en los bolsillos, se detiene y ordena al chico: "recógela". Éste, refunfuñando, deja trabajosamente las bolsas en el suelo, obedece y le entrega la revista. ▲

 6. Por ejemplo, gritos, burlas, críticas, insultos, humillación privada y pública, indiferencia, coacciones, amenazas, prohibiciones, castigos, chantaje emocional y sexual, acoso físico y telefónico, mentiras, venganzas, destrozo de objetos personales, falsas acusaciones, falsas denuncias, celos paranoicos, envidias patológicas, lavado de cerebro, manipulación de los hijos, parientes y amigos, etc. ▲ 

7. La persona narcisista, por definición, no puede vivir sin aferrarse y dominar/explotar al otro/a. ▲ 

8. Un infierno voluntariamente silenciado por la propaganda estatal, de base feminista. Que yo sepa, desde 2006 se oculta en España toda información oficial sobre la violencia femenina contra los hombres. Se considera ideológicamente que cualquier violencia cuya víctima sea una mujer es "cultural", machista, y no, como es lo habitual, neurótica, similar en hombres y mujeres, y necesitada de urgentes medidas terapéuticas y psicosociales. Por eso, en la práctica, la agresiva lucha contra la llamada "violencia de género" no es más que una vana y destructiva caza de brujas. Ver textos recomendados más abajo. ▲ 

9. Casi siempre, en efecto, estos hombres sufrieron madres similares, o fueron criados bajo graves carencias, miedos o humillaciones que les hacen ahora "adaptarse" sin resistencias al maltrato. Lo mismo sucede con muchas mujeres violentadas, que también se resisten a separarse o vuelven a menudo con sus maltratadores. ▲ 

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