Asumir para perdonar

 "Lo que no es asumido no es perdonado", dijo en su homilía el padre Javier Marín de los Franciscanos de María. Hay que asumir la culpabilidad y pedir perdón. También el herido tiene que procesar el dolor que le han causado y perdonar.

Muchas personas no entienden por qué no pueden perdonar determinada ofensa y una causa probable es porque está esperando que el otro le pida perdón. Pero el ofensor ni se da por enterado, o no le da importancia a lo acontecido y no pide perdón. En ese caso lo que te queda es procesar el dolor de la ofensa, identificar las emociones que causan ese dolor y decidir qué harás frente a ello, tratando de comprender al otro, con empatía y perdonar.

Y ¿si has herido pero no te perdonan, a pesar que te has arrepentido y has pedido perdón? La decisión de perdonar ya no está en ti. Si la persona a la que has herido no examina ni reconoce su dolor y no te perdona, no queda otra que tomar distancia. 

En realidad en ambos casos es necesario la distancia para procesar personalmente las ofensas y las heridas, sean recibidas o provocadas, para reconocer las emociones que aparecen y decidir qué hacer con ellas, cómo manejar todo aquello que se mueve en el interior de la persona.

Esa distancia no tiene que significar un rompimiento en la relación, pero sí un alejamiento sano, hasta que cada uno de los involucrados viva cada etapa, sea de su dolor o de su culpabilidad, asuma lo que le corresponde y perdone.



En la película 'Love Story' se dijo una frase: "Amar significa no tener que decir nunca lo siento". ¡Pero no es verdad! Pedir perdón es algo que todos necesitamos de vez en cuando, porque somos humanos y nos equivocamos. Y, por supuesto, no está de más aprender a aceptarlo y decirlo en voz alta. Ahora bien, quizás para algunos pronunciar una palabra les sabe a poco, así que el cine se ha encargado de recoger muchas formas de disculparse ante alguien: escribiendo, cantando, bailando... En las escena de la foto vemos a Marlon Brando en un abrazo de perdón en la película 'Un tranvía llamado deseo'

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