La fe de María

Zacarías e Isabel
Personas cumplidoras a los ojos de Dios, se esmeraban en practicar todos lo mandamientos y leyes del Señor.
El Ángel los visitó y les anunció la venida de Juan.
Zacarías dudó y quedó mudo.
Isabel mantenía silencio, no entendía lo que pasaba, pero confiaba en Dios.
María se conmovió y creyó.

Padre amado, Tú nos conoces, sabes lo que guardamos en nuestro corazón. Sabes de nuestras debilidades y nuestras flaquezas. Perdona, Señor, todas nuestras miserias.
Te alabo y te bendigo, Padre amoroso, por tu inmensa misericordia que nos perdona, nos limpia, nos sana, nos purifica, nos transforma.
Tú conoces nuestros deseos y propósitos de cumplir tus mandamientos y leyes y nuestros anhelos constante de hacer las cosas agradables a tus ojos oh Dios Trino de Amor.
Perdón por todas nuestras faltas, las conscientes y las inconscientes.
Llénanos con un espíritu de profeta, como Elías o como Juan el Bautista, para que anunciemos y denunciemos tu verdad, para que  podamos reconciliar a padres e hijos , para llevar a los rebeldes a la sabiduría de los buenos, para proclamarte y alabarte, para hacerte conocer y amar, Dios Trino amado.
Aumenta nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad para que no dudemos como Zacarías, para que no quedemos mudos en la incredulidad.
Danos las gracias que diste a María, aunque no las merezcamos, solo por tu amor y por tu misericordia. Abre nuestra mente y nuestro corazón a las visitas de tus ángeles, enviados tuyos Señor. Danos la fe de María para que como ella creamos que "para Dios nada es imposible" Y esta fe que tu nos regalas nos haga sentir la dicha que sintió María cuando el ángel le dijo: "¡Dichosa tu por haber creído que se cumplirán las promesas de Dios!"
Amén

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